miércoles, 4 de noviembre de 2015

Capítulo 3

HERIDAS DEL CORAZÓN
CAPÍTULO 3: CONSPIRACIÓN

Hoy con la actuación especial de
Libertad Lamarque como la Madre Antonia



MÉXICO D.F., MÉXICO
INT. / HOTEL, HABITACIÓN /NOCHE

Michael está hablando por teléfono con su hermano, en la habitación del hotel de México donde se aloja con su esposa Rebeca. Como recordaremos la pareja viajó al DF para intentar encontrar a la madre biológica de Miriam. Mientras Michael habla por teléfono con Steven, quien está en su apartamento de Toronto, Rebeca se asoma al balcón desde donde se divisa la catedral metropolitana.

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Michael: Perfecto, Steven, perfecto. Nadie sospechará nada… este viaje es mi coartada perfecta. Al fin me libré de ese maldito viejo.

Steven: Ese Edward Simons nos las debía, él le arrebató su puesto de director del hospital a papá, que en paz descanse.

Michael: Ahora el cargo será para mí… ya vas a ver. En cuando termine mi mandato en la alcaldía yo estaré al frente del hospital más importante de la ciudad.

Steven: ¿Le vas a decir algo a Rebeca?

Michael: Está en el balcón de la habitación, ahora cuando entre le contaré que su… adorado papaíto fue asesinado en un asalto, jajaja.

Steven: Jajajaja. (Sonríe)

Michael: Te dejo, creo que ya viene… (Cortando la llamada)

En ese momento Rebeca entra en la recámara y cierra las puertas que dan al balcón. Acto seguido la joven corre las cortinas.

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Rebeca: Hace fresco… Ya estoy deseando que llegue mañana para volvernos a casa mi amor.

Michael: Rebeca… creo que no tengo buenas noticias cariño.

Rebeca: ¿Qué pasa, Michael? (Volteando) ¿Le pasó algo a la niña?

Michael: No, tranquila Miriam está bien… es tu papá.

Rebeca: ¿Qué ocurre? (Angustiada)

Michael: Acabo de hablar por teléfono con mi hermano Steven, al parecer… hubo un asalto en el parking del hospital, unos delincuentes se liaron a tiros. Parece ser que tu padre y el iraní ese estaban por allí y…

Rebeca: ¿Quéee? (Alucinada, nerviosa) ¿Cómo está mi padre? ¿Les pasó algo a él y a John? (Preocupada)

Michael: El tal John parece que está bien, sólo fue herido en una pierna creo. Pero Edward…

Rebeca: ¡Habla Michael, maldita sea! ¿Cómo está mi padre? (Angustiada)

Michael: Lo mataron, Rebeca… lo siento.

Rebeca: No… no Dios mío… eso no puede ser… ¡No, noooooooooo!!!!! (Rompe a llorar y se abraza a su marido)

Michael: Lo siento, mi amor… es una verdadera tragedia… no sabes como te entiendo… (Finge pesar, mientras están abrazados Michael sonríe con falsedad)


INT. / ORFANATO, DESPACHO DE LA MADRE SUPERIORA / NOCHE

Paula ha acudido al orfanato donde estuvo Miriam cuando era recién nacida. La prostituta intenta investigar si los canadienses del programa de televisión que vio en el burdel son los padres adoptivos de su hija. La Madre Antonia y Paula están discutiendo, de pie, junto al escritorio.

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Paula: No lo sé, ya no recuerdo como dijeron que se llamaba la niña.

Madre: Mira Paula o como te llames, lo primero estas no son horas de venir al orfanato. Son más de las nueve de la noche y ya nos íbamos a dormir.

Paula: ¡No me importa si las monjas se acuestan como las gallinas! Le he dicho que necesito saber si ese matrimonio canadiense es el que adoptó a mi niña.

Madre: Aquí no vemos televisión, no sé de quienes me hablas.

Paula: Escúcheme, hoy han estado en un programa de Televisa un hombre y una mujer que dicen ser de Toronto, en Canadá, él es alcalde de esa ciudad y ella no sé qué de un hospital. Parece ser que la niña tiene leucemia y están buscando a la madre biológica para un posible transplante de médula. ¿Entiende lo importante que es para mí saber si son ellos o no?

Madre: Aunque supiera eso, no le puedo revelar a nadie quienes adoptan a los niños y mucho menos a ti que dices que eres la madre biológica de esa pobre chamaca.

Paula: Por favor, es de vital importancia que sepa la verdad. Tengo que ponerme en contacto con ellos pero antes debo saber si realmente esa niña es mi hija. ¿Es que no lo entiende, maldita sea? Es un asunto de vida o muerte, está en juego la salud de una niña.

Madre: Está bien, está bien… lo entiendo… ¿Cuándo dices que nació tu hija?

Paula: Fue el 17 de septiembre de 2007. Mi amiga Bárbara la trajo a este orfanato a las pocas horas de nacida. Yo por aquel entonces no podía hacerme cargo de ella, trabajaba en un burdel y…

Madre: Creo que ya recuerdo… ¿Era una niña que venía en una canastilla de mimbre y la dejaron en la inclusa?

Paula: No lo sé, supongo que sí. Yo no fui quien la trajo.

Madre: ¿Tu hija nació ciega? Espera creo que esa la adoptó una pareja de Monterrey...

Paula: No lo sé, creo que no… creo que nació bien, ya no recuerdo.

Madre: Entonces ya sé a quién te refieres. A Miriam, de hecho fui yo quien les recomendó ese bonito nombre a los padres.

Paula: ¿Entonces son ellos? ¿Son los canadienses?

Madre: Sí… son ellos, no hay duda. Michael y Rebeca Winchester. Los recuerdo bien, cómo olvidarlos.

Paula: Eso es todo lo que necesitaba saber…. (Se marcha)

Madre: ¡Pero Paula! (Preocupada)


EXT. / CALLE / NOCHE

Paula camina por una transitada calle del centro histórico de la capital mexicana. La prostituta habla consigo misma.

Paula: Tengo que llamar a este teléfono mañana mismo… (Viendo el número en la servilleta de papel) Son ellos, ya no hay duda, la monja esa lo confirmó. Una vez tenga los datos de esa familia me voy a Canadá. Voy a llamar por teléfono a Bárbara. Seguro me puede ayudar… (Tomando su celular, marca a su amiga)


TORONTO, CANADÁ
INT. / CASA HASSAN, COCINA / NOCHE

Bárbara, está fregando los platos, en ese momento suena su móvil sobre la encimera. La mulata toma la llamada y contesta.

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Bárbara: ¿Sí, Paula, eres tú?

Paula: ¡Bárbara, necesito tu ayuda!

Bárbara: ¿Qué ocurre amiga? ¿Todo bien?

Paula: Acabo de descubrir quienes fueron los que adoptaron a mi hija, no te lo vas a creer.

Bárbara: ¿Qué? ¿Cómo así que ahora te interesas por esa familia?

Paula: Es muy largo de contar, luego te cuento la versión larga. Escúchame, se llaman Michael y Rebeca Winchester. Viven allá, en Toronto.

Bárbara: Dios mío no puede ser… (Pensando: Michael y yo tuvimos un lio hace dos años)

Paula: ¿No puede ser el qué?

Bárbara: Nada, nada… es que conozco al tal Michael, es el alcalde de…

Paula: Lo sé, ya lo sé casi todo sobre esa gente. Han estado aquí en un programa de televisión buscando a la madre de la niña porque al parecer tiene leucemia la chamaca esa.

Bárbara: No me digas que ahora te salió la vena maternal, cuando hace 8 años decías que te sacara a ese engendro. ¿Ahora quienes recuperar a tu hija? ¿Te volviste loca?

Paula: Para que veas que una cambia con la edad… sí, quiero recuperar a mi niña. En aquel entonces era una jovencita que no sabía lo que quería. Necesito que me ayudes. En unos días viajaré a Canadá pero no tengo para el pasaje.

Bárbara: ¿Y qué quieres, Paula, qué te lo pague yo con mi tarjeta o qué? No puedo hacer eso, John se daría cuenta.

Paula: ¡No me importa lo que diga tu marido! ¡Necesito ir a Toronto y punto! Me debes un favor. ¿Recuerdas?  Yo te ayudé cuando te fuiste a Canadá a buscarte una vida mejor, ahora es tu turno de ayudarme a mí. ¿Estamos?

Bárbara: Está bien, está bien Paula. Veré que puedo hacer. (Seria)

En ese momento aparece John en la cocina, apoyado en una muleta, Bárbara corta la llamada.

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John: ¿Con quién discutías, mi amor? ¿Está todo bien? (Extrañado)

Bárbara: Nada, cariño, con una amiga de México. Es una pesada… Dice que ahora va a venir a Canadá y no sé que.

John: Ahm… pues qué bien. ¿No? Tu viviste muchos años en  México.

Bárbara: Si pero… Además, deberías estar acostado según tienes la pierna. En serio que susto me diste cuando me enteré del tiroteo del hospital.

John: Estoy bien, la bala sólo me rozó, no fue nada serio.

Bárbara: Pero estoy preocupada por ti, mi amor… ¿Y si te hubieran matado como al señor Edward?

John: Pero estoy bien, no te preocupes. Estoy acá, contigo… (Se besan)

Bárbara: Te quiero, John. Anda, vete a la cama, que necesitas reposo. Mañana será el funeral de ese pobre hombre y tienes que estar descansado.

John: Me gusta como te queda ese vestido. ¿Sabes?

Bárbara: ¿En serio? (Sonríe) ¿A qué estoy sexy, eh? Jajaja.

John: Siempre lo estás… (Sonríe)

Bárbara: Ahora porque estás con la pierna lisiada pero cuando te pongas bien… te vas a enterar… (Le guiña el ojo)

John: Jajajaja. (Se va de la cocina, cojeando con la muleta)

Bárbara: Necesito quedarme embarazada… un bebé sería mi seguro de vida para que John nunca me deje.


AL DÍA SIGUIENTE
EXT. / LAGO ONTARIO, PUERTO DE TORONTO / DÍA

Toda la familia Winchester, así como amigos y allegados a don Edward Simons, asisten al sepelio por el alma del difunto. Rebeca, visiblemente afectada, oculta bajo unas oscuras gafas de sol y con el pelo recogido en una coleta, sostiene entre sus manos una urna con las cenizas de su padre. La joven llora desconsolada, mientras su marido intenta apoyarla. Junto a ellos están doña Cheryl, así como Betty y la pequeña Miriam, muy afectada por la muerte de su abuelo. También vemos a la derecha a Richard y su esposa Kate, así como la hija de ambos, Cinthia. Mientras, a la izquierda están John y su mujer, Bárbara.

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Rebeca: Nunca te olvidaré papá… Te quiero…

En ese instante Rebeca lanza las cenizas de su padre al lago Ontario, desde el muelle del puerto. Michael abraza a su esposa. John y Bárbara se acercan a la pareja.

John: Lo siento mucho, Rebeca. Tu padre era un gran hombre.

Bárbara: Mi más sentido pésame, Rebeca, Michael.

La mulata y el villano fingen no conocerse pero como sabemos fueron amantes hace tiempo.

Rebeca: Gracias por venir… de verdad. ¿Cómo vas de tu pierna, John? ¿Estás mejor?

John: Sí, supongo en unos días podré volver al trabajo.

Michael: ¿Así que tu eres el famoso John, el pediatra de mi hija? Encantado de conocerte.

John: Igualmente… Miriam está luchando valientemente contra su enfermedad.

Bárbara: Bueno, nosotros nos vamos… ¿Verdad John? Imagino estarás cansado de estar de pie, cariño.

Rebeca: Cuídate mucho, John, y de nuevo, muchas gracias por venir.

John: De nada… (Sonríe amable)

Cuando John y Bárbara se han ido, Michael le llama la atención a su mujer.

Michael: ¿Un moro está atendiendo a nuestra hija? Es una broma… ¿Verdad?

Rebeca: ¿Pero y qué tiene que John sea de origen árabe? No pensé fueras ten xenófobo.

Michael: Todos los árabes son unos terroristas… son gentuza.

Rebeca: ¡Eso no es cierto! ¡No puedes juzgar a la gente sólo por su color de piel o su raza! John es buena persona, él no está de acuerdo con esa gente… Me lo ha dicho. Además, su padre se vino de Irán hace más de 35 años precisamente huyendo de la revolución islámica. John nació acá y se crio al estilo occidental, su madre es canadiense.

Michael: Uy… pues si que sabes cosas del tal John. ¿Eh? No creí que tuvieras tanta amistad con el morito.

Rebeca: ¡Que no le digas así! (Enojada) Que sea la última vez que te oigo hablar así de él. John es un buen amigo. Además está tratando a tu hija. No sé a qué viene ese ataque de celos ahora.

Michael: ¿Celos yo de Osama Bin Laden? Por favor, deja de decir estupideces.

Rebeca: Es imposible dialogar contigo… Me voy… (Se marcha muy molesta)

Michael: (Entre dientes) Estúpida, ahora va y se hace amiga de un árabe… lo que faltaba. (Enojado, mirando al lago) ¡Chao abuelo, así se lo coman los peces, jajaja! (Sonríe con maldad y se va también)


UNA SEMANA DESPUÉS
INT. / HOSPITAL DE TORONTO, CONSULTA DE JOHN / DÍA

John, ya recuperado de su pierna, está hablando con Rebeca y con Miriam. Madre e hija sentadas frente al médico, escritorio por medio. La niña lleva un pañuelo en la cabeza pues ya ha perdido todo el cabello.

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Rebeca: ¿Cómo va Miriam, John?

John: La verdad que la quimio no resulta… Tenemos que optar por el plan B. El trasplante de médula.

Miriam: Ay no… no quiero ir al quirófano, mamá, me da miedo… (Nerviosa)

Rebeca: Tranquila mi vida… no te preocupes.

John: A ver Miriam, yo sé que tienes miedo pero si te quieres curar tienes que hacerlo, no hay otra opción.

Miriam: Si no hay más remedio… (Visiblemente demacrada, más delgada y sin cejas)

John: Escúchame, voy a hacerme unas pruebas para ver si soy compatible contigo. Si resulto serlo, yo podría ser tu donante de médula. ¿Qué opinas?

Miriam: ¿En serio?

Rebeca: No tienes por qué hacerlo, John, por favor… no es necesario. Michael y yo ya…

John: ¿Ya? (Extrañado)

Miriam: ¿Ya que mami? No entiendo.

Rebeca: Hija, podrías dejarme a solas un momento con John. Espérame afuera, por favor.

Miriam: ¡Pero mamá!!!

Rebeca: Haz lo que te digo… (Seria)

La niña se marcha y cierra la puerta tras de sí.

John: ¿Qué sucede, Rebeca? ¿Encontraron a la madre biológica de Miriam?

Rebeca: Sí, al parecer se llama Paula, es de México, llega hoy a Toronto. Michael ha ido a recogerla al aeropuerto a esta hora. Debe haber aterrizado ya.


INT. / AEROPUERTO DE TORONTO, ZONA DE LLEGADAS / DÍA

Michael recibe a Paula, la prostituta acaba de llegar a la ciudad. Paula lleva un par de maletas y un vestido rojo muy corto y ajustado que marca sus explosivas curvas. La joven se acerca a Michael quien lleva un letrero con el nombre de la mexicana.

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Paula: Buenas tardes… ¿Tú debes ser Michael, verdad? (Sonríe)

Michael: Así es… bienvenida a Canadá. ¿Cómo estás?

Paula: Bien pero cansada del viaje. ¿Queda muy lejos tu casa?

Michael: A poco más de quince minutos en coche, no te preocupes. (La mira de arriba abajo)

Paula: Bueno pues yo soy Paula, la madre de…

Michael: Ya… (Nervioso, pues ella le atrae mucho sexualmente)

Paula: ¿Cómo está la niña?

Michael: La verdad no muy bien, la quimio no está funcionando mucho… Los médicos quieren operarla ya.

Paula: Entiendo… pobrecita… La verdad necesito contarles antes toda mi historia para que entiendan por qué la tuve que dar en adopción. No fue nada fácil para mí…


INT. / MANSIÓN WINCHESTER, SALÓN / NOCHE

Toda la familia Winchester está cenando, sentados a la mesa y atendidos por Betty. Se nota la falta de don Edward, fallecido una semana antes como sabemos.

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Betty: Miriam está ya dormida, señora Rebeca.

Rebeca: No importa… mañana hablaré con ella.

Paula: Siento si les incomoda mi presencia aquí pero… en cuanto me enteré de la noticia por la tele allá en mi país… no pude evitar llamar.

Cheryl: ¿Es cierto que eres la madre de Miriam?

Paula: Sí, lo soy, de todas formas mañana me haré las pruebas de ADN para que lo puedan confirmar antes de la cirugía.

Rebeca: Mira Paula… antes de nada quiero decirte que… bueno… Miriam es nuestra hija y…

Paula: ¡Sí, sí, por supuesto! Eso lo entiendo y lo respeto. Si no quieren que la niña sepa que soy su madre, por mí no hay problema.

Michael: Creo que por ahora es lo mejor… Miriam no sabe que es adoptada y ahora no es el momento de decírselo.

Rebeca: Te quedarás con nosotros un tiempo mientras la operan y dura su recuperación.

Paula: Les prometo que después que todo se solucione yo me voy para México de nuevo. No quiero que mi estancia aquí suponga un problema ni para la niña ni para ustedes. Ustedes fueron muy amables en adoptarla y darle lo mejor, lo que yo jamás habría podido darle a Miriam.

Cheryl: ¿Puedo preguntarte algo, Paula?

Paula: Claro, sin problema. (Sonríe falsa para caerles bien a todos)

Cheryl: ¿Por qué la diste en adopción? Si podemos saber…

Paula: Pues precisamente de eso quería hablarles, se lo dije a Michael en el aeropuerto al llegar. La versión corta para no aburrirles con mi vida es que… bueno… yo fui violada. (Miente)

Rebeca: ¿Violada? Pero eso es horrible… ay lo siento. (Apenada)

Michael: Ahora entiendo todo, Paula. (La mira y le sonríe)

Paula: Entonces yo no tenía recursos, no podía criarla. Por mi cabeza jamás se pasó la idea de abortar.

Cheryl: Eso sería un crimen…

Paula: Por eso mismo… No tenía familia, ni padres, ni una pareja estable… Estaba sola. Así que cuando di a luz no lo pensé dos veces, al poco llevé a la niña a la inclusa del orfanato. Y bueno el resto ya lo saben.

Rebeca: Siento mucho que tu vida haya sido tan dura, Paula, de veras.

Paula: No pasa nada… así es la vida. Pero como les dije, aunque me duela lo que hice y me haya arrepentido toda mi vida, jamás intentaría cambiar la vida de Miriam. Ella es su hija, ustedes la criaron y para ella ustedes son sus padres. Esa es la realidad. Yo no soy nadie en su vida.

Cheryl: Me caes bien Paula… te ves buena gente. (Sonríe)

Paula: Gracias doña Cheryl. (Sonríe pensando: Tengo que ganarme a la vieja y al hijo pronto, una vez lo haga, será fácil sacar de en medio a la tonta de Rebeca)

La villana sonríe con falsedad. Todos han caído en su trampa, a todos les cae bien, a todos menos a Betty. La criada entra en la cocina y habla consigo misma.

INT. / MANSIÓN WINCHESTER, COCINA / NOCHE

Betty deja unos platos en la mesa y…

Betty: Esa tipa no me gusta nada, hay algo en ella que… no sé que es pero no me gusta. Ahora aparece así sin más con esa excusa del trasplante. Creo que todo esto que contó es una vulgar patraña. ¿Violada? No se ve como una mujer que haya sufrido mucho en la vida la tipa esta… Vestidito fino, provocativa… se pinta más que servidora… Esta no es trigo limpio… (Mirando una figura de la Virgen María en una estantería) Te lo digo yo virgencita de los dolores… Esa Paula me da mala espina… y yo no me suelo equivocar. Te voy a poner una vela para la niña Miriam. (Se la pone)


AL DÍA SIGUIENTE
INT. / CAFETERÍA / DÍA

Paula y su amiga Bárbara se reencuentran después de varios años. Ambas mujeres conversan mientras toman sendos cafés con leche junto a la barra del bar.

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Bárbara: No puedo creer que esa niña sea tu hija. ¿Estás segura?

Paula: Sí, lo es, todavía no la he visto en persona. Esta mañana estaba en el colegio.

Bárbara: ¿Qué vas a hacer?

Paula: ¿Qué voy a hacer? Pues donarle médula ósea.

Bárbara: Digo después. ¿Le vas a decir a Miriam que eres su madre biológica?

Paula: Claro, esa es la idea, pero no te he contado todo. Porque hay más.

Bárbara: ¿De qué hablas? No entiendo.

Paula: Vine para quedarme, amiga. Para quedarme.

Bárbara: ¿Qué?

Paula: Quiero recuperar a mi hija, y no pienso volver a México, nunca más.

La mulata la mira sin entender bien, ya que no sabe sus verdaderas intenciones.


INT. / HOSPITAL DE TORONTO, CONSULTA DE RICHARD / DÍA

Richard y John conversan sentados frente a frente del escritorio del oncólogo.

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John: ¿Entonces esa tal Paula es su madre?

Richard: Sí, acaban de darme los resultados de las pruebas de ADN. Es su madre, no hay duda de ello.

John: Ok, bien, entonces… ¿Cuándo podemos operar a Miriam?

Richard: La próxima semana a más tardar. Cuanto antes mejor. Esperemos salga todo bien. Confío que Miriam se pondrá bien, ya lo verás.

John: Eso espero.


INT. / HOSPITAL DE TORONTO, PASILLOS / DÍA

Rebeca habla con su amiga Kate, una de las enfermeras.

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Kate: ¿Y qué tal es la madre?

Rebeca: La madre de Miriam soy yo, por mucho que ella la haya parido, la abandonó cuando nació.

Kate: Ya pero… a ver, no deja de ser su madre biológica, ya sé que no la ha criado pero… bueno… creo que deberían decirle a Miriam la verdad.

Rebeca: ¿Y confundirla? Ahora la niña no está para esas cosas, tiene que operarse, luego una recuperación… Ya se verá si se lo decimos o no.

Kate: Bueno, por cierto, cambiando de tema. John me preguntó por ti esta mañana. Creo que quería hablar contigo.

Rebeca: ¿Conmigo? ¿Algo sobre Miriam?

Kate: No lo sé… ve a su consulta y sales de dudas.


EXT. / COLEGIO, PATIO / DÍA

Miriam, con su pañuelo en la cabeza, está jugando con su amiga Cinthia.

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Cinthia: ¿Te cansas?

Miriam: Necesito sentarme un poco… (Se sienta en un banco)

Cinthia: Creo que no deberías volver a la escuela, amiga.

Miriam: Me aburro en la casa todo el día… me gusta venir al colegio. Además cuando me operen voy a estar en recuperación no se cuanto tiempo.

Cinthia: ¿Ya sabes cuando te operarán?

Miriam: No lo sé, pero por lo visto ya hay una donante.

Cinthia: ¿En serio, quién?

Miriam: Es amiga de mis padres, es mexicana, pero aún no la conozco.


INT.  / HOSPITAL DE TORONTO, CONSULTA DE JOHN / DÍA

Rebeca llega a la consulta de John.

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John: Buenos días, puedes tomar asiento si quieres.

Rebeca: ¿Ocurre algo John?

John: La próxima semana operamos a Miriam. ¿Qué te parece?

Rebeca: ¿De verdad? Ay qué alegría… no sabes cuanto esperaba esta noticia.

John: Paula ya se hizo las pruebas de ADN y compatibilidad. Todo correcto, así que no hay nada más que esperar.

Rebeca: ¿Conoces ya a Paula?

John: No, la verdad no tengo el gusto. Me han dicho que está alojada en tu casa. ¿Cierto?

Rebeca: Sí, pero sólo por unos días.


John: Mira, no quiero meterme donde no me llaman pero como somos amigos quiero darte un consejo.

Rebeca: Tú dirás…

John: No creo que sea conveniente que la niña sepa que esa mujer es su madre biológica, podría crearle problemas a nivel psicológico. ¿Entiendes?

Rebeca: Eso mismo pienso yo. Paula dice que lo respeta y que se irá en cuanto termine todo pero… tengo miedo. ¿y si Miriam luego la prefiere a ella?

John: Eso no suele ocurrir, tú eres su madre, eres quien la ha criado, no conoce otra. Paula sería una extraña para ella.

Rebeca: Lo sé pero me preocupa… He oído muchos casos que…

John: No pienses en eso. Por cierto… ahora que tu padre no está, el puesto de director está vacante. Deberías ocuparlo tú.


Rebeca: ¿Qué? ¿Yo directora de este hospital? ¿Te volviste loco? No sé de esas cosas, yo apenas llevo el departamento de personal.

John: ¿Y eso que tiene que ver? Eres la hija de Edward. Conoces el hospital, la gente, como funcionamos… llevas años en tu cargo por lo que me han dicho otros compañeros. Nadie mejor que tú. Hazme caso.

Rebeca: El caso es que Michael está interesado en ese puesto.

John: ¿Y qué pinta tu marido en este hospital? Que yo sepa no tiene relación alguna con todo esto.

Rebeca: Pero tiene dotes de liderazgo, ahora es alcalde, ha estado metido en la política por años.

John: La política y la dirección de un hospital no tienen nada que ver, Rebeca. Tu marido, y perdona que te lo diga, no es la persona adecuada para ese puesto. Es más, no me parece ni buen alcalde siquiera.

Rebeca: Te estás pasando John… (Molesta)

John: ¿Por qué, por decir la verdad? Mira, yo sé que es tu marido y le quieres pero no se puede tapar el sol con un dedo, desde que Michael Winchester está en la alcaldía, todo han sido escándalos en el ayuntamiento. Primero fue la concejalía de urbanismo, luego la de cultura… Tu esposo ha robado a las arcas públicas aunque lo niegue, es lo que dicen la prensa.

Rebeca: ¡Eso no es cierto, John! ¡No te permito que hables así de mi marido! ¡Tú no sabes nada! (Se levanta de la silla)

John: ¿Ah no? (Se levanta de la silla y se le acerca)

Rebeca: Tengo que irme… lo siento. (Enojada)

John: Por favor no te enfades… sólo digo lo que opino. Igual que cualquier ciudadano de esta ciudad, Rebeca.

Rebeca: Mira John, si quieres que nuestra amistad siga, te agradecería que no volvieras a tocar ese tema ni a hablar de mi marido. ¿Está claro?

John: Ok, como quieras… lo siento. (Molesto)

Rebeca: Ahora, con tu permiso… (Se va, molesta, abre la puerta de la consulta y sale)

John: No hay peor ciego que quien no quiere ver, en este caso ciega… (Cerrando la puerta)


INT. / MANSIÓN WINCHESTER, CUARTO DE BAÑO / DÍA

Paula se está dando una ducha en el baño del dormitorio de invitados. No hay nadie en la casa. En ese momento llega Michael quien cruza por el pasillo y escucha el sonido del agua.

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Michael: ¿Rebeca, eres tú, mi amor? (Extrañado)

En la ducha, Paula sonríe pues lo ha preparado todo adrede, ha dejado la puerta del baño entre abierta. Michael la ve a través de la rendija, la mexicana se está duchando tras la mampara de cristal que apenas deja nada a la imaginación. Su sensual silueta se marca a través del vidrio. Paula sabe que Michael la está observando. El marido de Rebeca comienza a excitarse y no le quita ojo de encima.

Michael: (En voz baja) Como está la mexicana… madre mía… vaya par de… mmm y el trasero por favor… Está como quiere la condenada. (Se muerde el labio) 

Paula: ¿Hay alguien ahí? (Sonríe burlona en la ducha, mientras se enjabona el cabello) ¿Hola?

En ese momento el villano se marcha y habla sólo, mientras camina por el pasillo.

Michael: Ay Paulita, a ti te ponía yo contra la pared y te lo haría en la ducha toda la tarde preciosa… te ibas a enterar de lo que es bueno, cariño… jajaja. (Sonríe)

CONTINUARÁ…




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